Como parte de la
corriente progresista de su época y sosteniendo los más hermosos ideales del
humanismo, San Martín fue un fiel representante del iluminismo.
Más atrás en la historia,
San Martín había sido tildado de "traidor a la Patria" por Bernardino
Rivadavia y Julián Álvarez quien, en ese entonces, dirigía la Gaceta de Buenos
Aires. De esas contradicciones de la historia y los olvidos de algunos
relevantes datos es que, hacemos llegar estas palabras en conmemoración de
quien consideramos nuestro Gran Iniciado.
Desde su muerte, el 17 de
agosto de 1850, y durante once años, el cuerpo embalsamado de José de San
Martín descansó en una de las capillas de Notre-Dame de Boulogne. En 1861,
cuando los Balcarce San Martín se mudaron a Brunoy, en las afueras de París, la
hija del prócer resolvió llevar con ellos el féretro de su padre para que fuera
ubicado en la bóveda de la familia. Comenzó a plantearse la posibilidad del
traslado de los restos a la Argentina, cumpliendo con su voluntad póstuma, ya
que en su testamento había expresado: "Desearía
que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires".
José Francisco de San
Martín (1778-1850) fue iniciado en 1808, en la Logia Integridad N° 7 de Cádiz, siendo venerable de la misma su
superior, el General Solano, marqués del Socorro, de quien era edecán. Más
tarde se afilió a la Logia Caballeros
Racionales N° 3, en la que ese mismo año fue exaltado al grado de maestro.
El 14 de septiembre de
1811, se embarcó en un buque inglés con destino a Londres. Uno de sus primeros
pasos fue concurrir a la casa de Francisco de Miranda en Grafton Street. En ese
domicilio funcionaba la Logia Gran
Reunión Americana, donde San Martín y Matías Zapiola fueron promovidos al
quinto grado filosófico de la Masonería. Allí conocieron a numerosos americanos
residentes. Después de 1811, fue uno de los fundadores de la Logia Caballeros Racionales N° 7, cuya
veneratura ejerció Alvear. También mantuvo contacto con prominentes masones
ingleses, conociendo los planes del escocés Thomas Maitland y su grupo
parlamentario, encabezado por Sir James MacKintosh, partidario de la
independencia americana, amigo a su vez de Thomas Alexander Cochrane, que sería
el almirante de la flota cuasi británica que cubrió, desde el Pacífico, el
avance de San Martín, desde Chile a Perú.
Dijo el historiador
chileno Benjamín Vicuña Mackenna: "El General San Martín trajo en 1812 a
la revolución americana los dos elementos más poderosos que desarrollaron su
genio y con los cuales al fin la hizo triunfar, a saber: las sociedades
secretas y la estrategia”.
El lunes 9 de marzo de
1812, San Martín desembarcó en Buenos Aires. El gobierno superior provisional
le otorgó el grado de teniente coronel de Caballería, nombrándolo comandante
del Escuadrón de Granaderos que habría de organizarse.
Mientras se ocupaba de su
faena militar, San Martín tomaba contacto con los masones de Buenos Aires, en
especial con Julián Baltasar Álvarez, de la Logia Independencia. Junto a Zapiola
y Alvear levantaron el "triángulo" de la Logia Lautaro N° 1. La
integrarán los masones iniciados en Cádiz y en Londres: Anchoris, Guido,
Zufriátegui y Malther. Después ingresarían Cornelio Saavedra, Manuel Belgrano,
Bernardo de Monteagudo, Manuel de Anchorena, Julián Álvarez, Manuel Pinto y otros.
A comienzos del año siguiente, la logia contaba ya con 55 miembros.
Como organización,
utilizaban el simbolismo y transmitían los ideales de la masonería, pero
actuaban con un fin preciso y muy claro.
El 25 de febrero de 1878,
centenario del nacimiento del prócer, se realizó un tedeum en la Catedral
porteña que concluyó con la colocación de la piedra fundamental del mausoleo
donde descansarían los restos, encargado al escultor francés Auguste Carrier Belleuse.
Avellaneda, Mitre, Quintana y el obispo Aneiros, entre otros, participaron del
acto simbólico colocando mezcla en la obra con una cuchara de plata.
El 21 de abril de 1880,
el ataúd fue transportado de Brunoy a París, donde se lo cargó en un tren
especial rumbo al puerto de El Havre. Una vez en la ciudad portuaria, lo
depositaron en forma transitoria en la Catedral, antes de embarcarlo en
el Villarino, un buque de guerra que había sido encargado a un astillero
británico.
El Villarino soltó
amarras el 22 de abril y arribó a Montevideo el 20 de mayo. Fue recibido con
una salva de 21 cañonazos. Una carroza tirada por seis caballos llevó el
féretro a la Catedral, cubierto por las banderas de Uruguay, Chile, Perú y
Argentina. Cuando partió por la tarde, la banda militar uruguaya ejecutó el
Himno Nacional Argentino, mientras que desde el Villarino, los músicos
argentinos interpretaron la canción patria de Uruguay.
Durante una semana, el
buque se mantuvo en la costa de Catalinas, escoltado por decenas de buques de
la Armada. El 28 de mayo tuvo lugar la ceremonia principal. Los integrantes de
la Comisión de Repatriación colocaron la bandera del Ejército de los Andes
sobre el ataúd, más dos coronas: una con palmas de Yapeyú y otra con gajos del
pino de San Lorenzo. El cajón, depositado en un bote fúnebre, fue desembarcado
en las costas de Retiro. La bienvenida estuvo a cargo del ex presidente
Sarmiento, otro ilustre masón que llegó a ocupar el cargo de Gran Maestro de la
Masonería Argentina.
El féretro fue escoltado
hasta el monumento del Libertador, en Plaza San Martín. Luego de un emocionante
discurso del presidente Avellaneda, fue colocado en una carroza fúnebre. El
cortejo marchó por la calle Florida hasta la Plaza de Mayo y fue depositado en
la nave central de la Catedral Metropolitana.
La Masonería Argentina,
recuerda con emoción la obra del Hermano José de San Martín, su Gran Iniciado,
paradigma de virtudes éticas y morales que son propias de nuestra Institución y
que fueran practicadas en su vida civil y militar.
Logia
Estrella del Sud nº 25,
de
la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones
Triángulo
Callvumalen
de
la Gran Logia Femenina de Argentina
Azul,
agosto de 2020
Nota de Enrique Rodríguez
Desde que llega a Bruselas en 1825, el Libertador goza de la simpatía pública y del reconocimiento de la masonería que le tributa homenaje por su actuación en la Revolución americana. La logia Parfaite Amitié manda hacer en su honor una medalla con el grabador Jean Henri Simon que le pide a San Martín que pose al natural. Esta pieza es el único retrato de perfil fidedigno que hay del prócer.
https://emacibotti.wordpress.com/2013/08/15/san-martin-en-belgica-hermano-mason-ii/
Como dato interesante, la medalla lleva el año 5.825 y no el vulgar, lo que implica otra prueba de su filiación a la Masonería.