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viernes, 23 de enero de 2015

UN HERMANO PRESO POR DEFRAUDACION

A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO

En nombre y bajo los auspicios del Supremo Consejo del Grado 33 y Gran Oriente para la República Argentina.
Orden del Azul, 14 de julio de 1904 Era Vulgar
Al Consejero de Gobierno
S.F.V.
Ilustre Hermano
Me permito comunicaros que ha sido remitido a La Plata a disposición del Juez del Crimen el Hermano Mateo Viotti, miembro activo y cotizante de esta Augusta Logia, acusado de defraudación al Banco Comercial de esta ciudad por la suma de cincuenta mil pesos.
Este Taller, en espera de la decisión de la justicia, desearía que ese Gran Oriente, dado los medios de que puede disponer, practicara las averiguaciones necesarias a efectos de que vislumbre la verdad y si dicho Hermano resultara inocente, le prestara protección y ayuda, facilitando la más rápida solución del asunto a fin de que recupere la libertad.
Si desgraciadamente el fallo de la justicia le fuera contrario, será entonces llegado el momento para esta Logia de tomar las medidas que le corresponden.
Con tal motivo os saluda con todo respeto y consideración.

                                                                                             El Venerable Maestro
                                                                                                          J.D. Olivera
El Secretario                                                                                         Gr. 3º
Juan B. Italiani
      Gr. 3º

(Buenos Aires) Julio 18 1904
Tómese razón y acúsese recibo en los términos acordados. Y pásese una plancha al Ilustre Hermano Ciriaco del Valle recomendándole la averiguación de este asunto.
                                                                           Sigue una firma ilegible






Un recorrido por los periódicos azuleños de la época, y demás información custodiada en la Hemeroteca "Juan Miguel Oyhanarte"  nos ha permitido seguir los detalles de este proceso, al cual el periódico "El Imparcial" se refería como "El asunto ruidoso".
En la colección de Folletos que se encuentra en el mencionado repositorio, hallé ya hace años la publicación de la "Memoria presentada por el Banco Comercial del Azul en el juicio por defraudación contra D. Mateo Viotti", editada en Buenos Aires por Valerio Abeledo en 1905. Se encuentra registrada en la Hemeroteca como Serie H-2.



El ya mencionado periódico, en su edición del 5 de septiembre de 1905, daba cuenta del fallo absolutorio pronunciado por el Juez del Crimen Dr. Llambí en favor de Viotti, aunque obligándolo a devolver la suma desaparecida ($50.000), con costas a cargo del Banco.
No hemos hallado hasta ahora documentación que acredite si el fallo fue apelado por la institución crediticia.








miércoles, 21 de enero de 2015

ELECCIÓN DE AUTORIDADES PERIODO 1904-1905

Las elecciones tuvieron lugar el 15 de mayo de 1904 y a resulta de las mismas el Cuadro de Logia quedó compuesto de la siguiente manera:

Venerable: Ambrosio Motti

1er. Vigilante: Enrique Baron

2º Vigilante: Félix Piazza

Orador: Pascual Blasco y Salas

Secretario: Marino Marchisio

Tesorero: Andrés D’Onofrio

Hospitalario: Ricardo Berdier

1er. Experto: Santiago Piazza

2º Experto: Adrián Loustau

Archivero y Guardasellos: Lorenzo Piazza

1er. Maestro de Ceremonias: Remigio Piazza

1er. Diácono: Leopoldo Marchisio

2º Diácono: Antonio Solans

Guarda Templo interno: Leopoldo Marchisio



BLASCO Y SALAS, Pascual
Fue Orador en “La Estrella del Sud” durante el período 1904-1905. Residía en Buenos Aires. El mismo año fue electo como Delegado a la Gran Logia.


BERDIER, Ricardo A. (1868 - 1916).




Doctorado en medicina en la Universidad de Buenos Aires, ejerció su profesión en diversas ciudades de la provincia de Buenos Aires. Iniciado el 25 de julio de 1901 en la Logia Unión y Constancia, de Arroyo Corto, el 18 de octubre de 1903 se afilió a la Logia Estrella del Sud N° 25, la que presidió en 1906-07. Antes se había desempeñado como Hospitalario y Orador. Este último cargo lo ejerció hasta 1912. En el escocismo poseía el grado 18°.
Berdier nació en la Capital Federal, siendo hijo de Camilo Berdier, Contador y antiguo empleado del Banco de la Provincia, y de Julia Dorr. Su abuelo paterno, Francisco Berdier, era de nacionalidad española y tuvo una casa introductoria de ferretería y artículos navales en la calle Defensa de la ciudad de Buenos Aires; mientras que su abuelo materno, Addison Dorr, era un comerciante y hombre de negocios de origen norteamericano.
A los 10 años de edad, huérfano de padre, inició sus estudios secundarios en el Colegio del Salvador de los Padres Jesuitas. Cursó el bachillerato hasta los 16 años e ingresó  a la Facultad de Medicina, de la cual egresó en 1890.
Cuando contaba con 19 años, y a raíz de la epidemia de cólera, se presentó a la Asistencia Pública ofreciendo sus servicios como practicante, siendo destinado a la ciudad de La Plata.
Luego ejerció en el Hospital del Asilo de Inmigrantes, y al mismo tiempo colaboró con notas de su especialidad en el periódico “Sud América” de la Capital.
Residió dos años en París, ciudad en la cual perfeccionó sus conocimientos médicos, asistiendo a las Clínicas de los más grandes especialistas franceses.
Su tesis doctoral versó sobre la Psicología de los Centros Nerviosos, siendo la primera que trataba dicho tema, puesto que en la Universidad de Buenos Aires no se enseñaba la materia aludida.
Fue miembro fundador del Ateneo de Buenos Aires. Tomó parte en el Segundo Congreso Latinoamericano de Medicina, donde junto con otro colega presentó un nuevo tratamiento contra el cáncer.    
Llegó al Azul con su familia en 1903, procedente de Coronel Suárez, y ya a los dos años presidía la Biblioteca Popular, cargo que ocupó hasta 1911. Durante su mandato, en 1910, se inauguró el lujoso edificio de dicha institución, el mismo que ocupa hasta la actualidad en calle Burgos Nº 687. Participó activamente del Congreso de Librepensadores de 1906. Fue brillante orador en la ceremonia de reconocimiento conyugal Piazza-Marchisio. Instaló su consultorio en la calle Colón, frente a la Plaza del mismo nombre – hoy San Martín- . Su aviso profesional consignaba su actuación como ex asistente a las Clínicas de París, y atendía gratuitamente a los pobres los jueves y domingos de 1 a 2 p.m. 
También tenía a su cargo desde 1905 la Sala de Mujeres del Hospital Municipal de Azul.
Radicado a partir de 1912 en Villa María, Córdoba, la Biblioteca Popular de Azul lo distinguió ese mismo año  con la entrega de un pergamino y una medalla de oro, en reconocimiento a su destacadísima labor.



MARCHISIO, Leopoldo G.



Nació en Brozzola (Torino, Italia) y se graduó de farmacéutico en 1895. Hacia 1903 se instaló en la esquina Sur de Colón y Bolívar, mudándose en 1913 a Colón y San Martín, antiguo Hotel de Catalanes. Actuó en la Sociedad Filantrópica Italiana, en la Sociedad “Dante Alighieri” y el Círculo Napolitano. Fue Cónsul Honorario de Italia en Azul. En 1900 fue Vicepresidente del “Ciclista Club Azuleño”. 
Casó con María Piazza en la brillante ceremonia de reconocimiento conyugal masónico que posteriormente desarrolaré en este blog.
En 1961 recibió la Orden de Caballero de la República Italiana.
En la Logia local fue Guarda Templo Interno y 1er. Diácono en 1904-05, y en 1905-06, 1er. Diácono. En el siguiente período fue Tesorero, al igual que en 1907-08 .En 1908-08 fue 1er. Vigilante, lo mismo que en 1909-10.

SOLANS, Antonio

Nuevamente nuestro reconocimiento al Dr. Alberto Sarramone, quien nos acercara el valioso documento que seguidamente extractaremos y que fuera confeccionado por Don Germinal Solans, recordado periodista y abogado del foro local.

La familia Solans tiene sus orígenes relativamente recientes en Monclau, un pueblo de Lérida que se yergue a la sombra de un convento medieval
Allí residían – como “payés” seguramente – los Solans (quienes traían una mezcla de sangre austríaca y árabe, con española). Ello así porque uno de los antepasados fue Haloch, nacido en la Selva Negra de Alemania y Austria, quien llegó a España en su condición de guardia de corps del rey Carlos V de Austria, quien al instalarse en Madrid tomara el nombre de Carlos I de España.
Al él se unió la sangre de los Moratell de los Pirineos, y más recientemente de los Prim-Prat.
Eran seguramente carlistas, razón por la cual al tomar el trono hispano los Borbones, fueron perdiendo jerarquía económica y social, refugiándose en Monclau. 
Don Antonio Solans y Baró nació en Barcelona el 29 de marzo de 1876, hijo de José Solans y Prat y de Inés Baró y Domingo.
De niño aprendió las primeras letras en una escuela de los Jesuitas. Ya joven cursó contabilidad e idiomas en un Instituto de Barcelona, en el cual se graduó.
Fue incorporado al servicio militar en la sección financiera del Ejército español, en su ciudad natal. Como la inmensa mayoría de la juventud catalana de aquella hora, fue un entusiasta libertario. Esta circunstancia hizo que los dirigentes lo emplearan como traductor de instrucciones e información proveniente de Francia e Inglaterra.
Se las ingenió para hacer en su escritorio del Ejército un doble fondo, en el que escondía los papeles anarquistas en que trabajaba para ser distribuidos en Cataluña. La policía especial dio al fin con la identidad de quien realizaba esta riesgosa tarea. 
Advertido de tal circunstancia y con ayuda de su padre – que trabajaba en el puerto de Barcelona – abordó un barco velero que salía del muelle en ese momento.
Llegó a Madagascar; de allí pasó a Cuba y luego a Venezuela. 
Al llegar a Buenos Aires, la policía política lo individualizó como anarquista catalán en fuga, y tras ser detenido pasó un año preso en Rosario.
Al recobrar su libertad se trasladó a Buenos Aires, donde trabó amistad con otros jóvenes anarquistas de entonces: Leopoldo Lugones, Rubén Darío, etc. Le consiguieron la primera tarea rentada: eran sueltos que publicaba en “La Nación”. 
Después mejoró económicamente, al abrazar la profesión de corredor de comercio. En estas circunstancias conoció a Jaime Soler, con quien volvió a encontrarse providencialmente en Azul.
A esta ciudad llegó de manera casi fortuita, el 28 de septiembre de 1901, cuando contaba con aproximadamente 30 años de edad. Se había inaugurado el Teatro Español, y para animar su escenario se había contratado en Buenos Aires una compañía que en ese momento no contaba con director. Fue así que Don Antonio Solans dejó los números y la política, para empeñar su futuro en el arte.
Llegó al Azul en tren y de noche. Un cochero se ofreció a trasladarlo al pueblo. Le causó disgusto y alarma que lo encerraran en una especie de galera, pues el vehículo solo podía abrirse de afuera, quedando como prisionero.
El viaje a la hoy Avenida 25 de Mayo se hizo a los barquinazos, entre algún que otro rancho o casa, cruzando pantanos, altos pastizales y en oscuridad absoluta.
Al bajar del carruaje se prometió volver a Buenos Aires al día siguiente…pero se quedó en Azul durante cuarenta años.
En la calle 25 de Mayo vio los primeros faroles encendidos. Se hospedó en el mejor hotel de aquellos días, la lujosa casa de Ceferino Peñalva ubicada en Alsina entre Moreno y Uriburu, luego de propiedad de la familia Infantino.
Le tocó dormir con otra persona. Al despertar, se enteró que se llamaba Adolfo Ferreyro, quien tenía la corresponsalía de “La Prensa”, hombre culto, empleado de la Municipalidad.
No siguió a la compañía teatral. En 1907 instaló su primera Academia Mercantil e Idiomas, y también ocupó el cargo de Secretario rentado de la Asociación Española, haciéndose cargo de la administración del Teatro.
A pesar de tantas distinciones, la policía había ordenado vigilancia al anarquista. Para ello asignaron al Cabo Quintino M. Seco, con quien no tardó en confraternizar. Con el tiempo, Seco logró que le levantaran la vigilancia.
Poco más tarde ingresó en la Masonería local, que contaba con lo más destacado de Azul a principios de siglo: el Gral. Leyría, los industriales Piazza, los dos farmacéuticos Marchisio, los Fiscalini, Cirioli, etc. Elevó su jerarquía social y financiera.
Contrajo matrimonio en 1903 con Clara Loustanau y Heler, y al año siguiente nació el autor de estas memorias.
Tras atender en Capital un problema importante en su vista y ya de regreso al pueblo, fue administrador y redactor del vespertino “El Ciudadano”, y sub-contador de la casa de remates de Don Manuel Castellár.
Entre 1918 y 1919 tiene una visión que cambiaría radicalmente sus convicciones. En sueños, escucha a su padre decirle “Hijo, estás equivocado, vuelve a la fe…”.
El suceso lo impresiona tanto que anota en un papel el día y la hora de tan singular acontecimiento. Meses después recibió de Barcelona una carta familiar, en la cual le informaban el deceso de su padre…en la misma fecha que había anotado en el papel.
La impresión fue tan grande que el anarquista volvió a la fe cristiana que le habían inculcado los Jesuitas en su niñez.
Fue a verlo varias veces al Padre Cáneva, pero este dudaba de la sinceridad de su conversión. Don Antonio le regaló entonces al futuro Obispo su mandil de la masonería, el cual al momento de ser escritas estas memorias, se conserva hoy en un museo católico de Londres.
Esta actitud fue perjudicial para él y su familia. Los masones y los socialistas le hicieron el vacío. Hasta se publicó en un diario local un poema en que se lo vapuleaba.
Tras varios sinsabores económicos, Don Antonio se trasladó a La Plata, donde fue Profesor del Colegio Salesiano.Pasó los últimos tres años de su vida ciego, falleciendo en el barrio de Flores.



Carta dirigida al presidente de la Biblioteca Popular de Azul, fechada en 1908, mediante la cual Antonio Solans solicita su readmisión como socio de la institución. Obsérvese la firma con los clásicos tres puntos. (original en el archivo de la Biblioteca Popular "Bartolomé J. Ronco")

martes, 20 de enero de 2015

DOS ANÉCDOTAS

¿QUIÉN PAGA LA ORQUESTA?

El periódico "La Razón" de Azul que fundara Don Alejandro Brid publicó en 1880 esta noticia que, por su interés, transcribiré en forma completa.


Azul, 12 de abril de 1880.
Señor Redactor de LA RAZON:
Sírvase insertar en las columnas de su ilustrado periódico lo siguiente:

HERMANOS EN LA VIDA, Y DESCONOCIDOS DESPUES DE LA MUERTE.

Ante todo respecto (sic) la honra y buena voluntad de las personas que por tal ó cual motivo se hallan ligados por vínculos sagrados a otras que forman parte de la Sociedad Masónica residente en esta localidad, éstas que juraron unidos a otros deberes, el desinterés, han pisoteado los reglamentos, y violado sus juramentos, tanto por el miserable valor de 1,200 $ m/c, como por hacer pública y notoria la falsedad que los envuelve, la que los ciega de tal modo que les hace desconocer la humillación.
Llamo la atención de los que tengan culpa, y que se las tomen conforme vayan.
Será a la fecha de público y general conocimiento que el día 12 de Agosto de 1879 fue llevado el féretro del difunto mi esposo Manuel Astiria (sic) a la Iglesia, por una comitiva de vecinos distinguidos y honrados personalmente, mudándose de trecho en trecho.
Estas continuas mudanzas eran causadas por el largo trecho que debíase andar, y también por el deseo que cada uno de la comitiva tenía, de llevar por sus manos el féretro a la Iglesia.
Al hacer tal aparato, realmente hacían honor a la Sociedad Masónica, y se acarreaban el odio de otras sociedades.
También se me ofreció la mayor parte de la referida comitiva, á que se acompañara el cortejo fúnebre una banda de música añadiendo que a un hermano tan honrado y tan distinguido por la Logia esta lo conducía con banda de música sin que por esto tenga vd.que molestarse en gastos puesto que a los hermanos vivos no los arruina una miserable parte que les corresponda pagar de estos gastos.
A tal ofrecimiento creo que otra persona en mi lugar no se imaginaría que a los ocho meses cabales de tal ofrecimiento se me pasara una cuenta de mil docientos (sic) pesos m/c por doce músicos que acompañaron al cortejo fúnebre de mi difunto esposo.
La cuenta está en este tenor:

Señor D. José Otero
A los Músicos                                                                                                       DEBE
Por haber acompañado al entierro del finado Manuel Astiria, 12 músicos; $ 1,200.
             Recibí su importe.
Recibí de la Señora Doña Carmen Gurutchaga (sic) el importe de esta cuenta.
Azul, Abril 10 de 1880.
                     Por Don José María Otero


EL CASO DEL FALSO CONDE

Periódico "El Imparcial" de Azul, 7 de mayo de 1902.


CAMPO NEUTRAL

Sr. Director de El Imparcial
Distinguido señor:

El que suscribe espera de la nobleza del Sr. Director la publicación de las siguientes líneas en las columnas de su ilustrado y popular diario.
Procedente el infrascripto de un pueblo circunvecino privado de los medios más necesarios é indispensables para la subsistencia diaria, recomendado fui al Sr. Clerici (Agente Consular Italiano) para que ese Sr. me prestara una ayuda para realizar una operación bancaria.
El referido señor, me presentó al señor Marino Marchisio para que hiciera algo en mi favor dada la precaria situación que atravesaba.
Pues bien señor Director: El referido señor me presentó al Venerable de la Logia“Estrella del Sud” señor Ambrosio Motti, el cual después de haberle probado según ritual mi grado en la referida logia Sede de Roma me despidió en una forma casi insultante presentándome ante los demás hermanos como un ridículo ser.
Hago público el proceder incorrecto de dicha Logia para una persona que no perseguía otro móvil que el cumplimiento de un deber sagrado impuesto por las leyes de la moral y una ilustrada filantropía como asimismo las informalidades y errores que cometen ciegamente los representantes de esa institución sagrada al rito a que pertenezco.
Esperando ver cumplidos mis deseos en el petitorio invoco, suscríbome  del Sr. Director att. y S.S. agradecido.

Conde
Dr. Fco. Eccheli de Melchiori

                          g.  9°


La respuesta de “La Estrella del Sud” no se hizo esperar, por la misma vía.

CAMPO NEUTRAL

Las cosas en su lugar

Conte o…conta frottole?
Masón o embustero?
El titulado conde doctor Francisco Eccheli de Melchiori se presentó días pasados en esta a varios hermanos pidiendo auxilio en las críticas circunstancias por que atraviesa, pero nadie, hasta la fecha, ha visto ninguno de los documentos que puedan acreditar su personalidad. A mas de mas de esto (sic) su mismo proceder demuestra claramente que no solo es un masón espureo, (sic) mas y mucho más que le faltan las mas elementales nociones del hombre educado.
Pretende ser todo un grado de la Masonería y no conoce siquiera los signos y las palabras del grado 1°!...
De esto solo se desprende que es ó un ignorante o un hombre de mala fé.
Si todos los demás títulos que ostenta tienen el mismo valor que el que pretende hacer valer masónicamente, desde ya el público puede pensar si se deben y pueden tomar en serio sus quejas, presentadas tan desfachatadamente. 
Es muy sensible que la Institución Masónica figure en un asunto de esta clase, pero no nos es permitido el silencio en presencia de un hecho que significa la especulación de la Institución, por gente que indudablemente en el fondo no tiene nada de Masón.

Azul Mayo de 1902
                                                                                           Ambrosio Motti.
                                                                        Marino Marchisio.

Y nada más se supo del “Conde”…