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lunes, 29 de septiembre de 2014

DON MANUEL LÓPEZ GONZALEZ

(1840?-1927)

Imaginemos un Azul con 8.000 habitantes, sin el Parque ni la Catedral, con una Plaza central que ni siquiera ostentaba las famosas, luego denostadas y censuradas Nereidas. Mayoría de casas bajas; la calle Colón poblada de acacias negras cuyas copas se entrelazaban para formar un refugio de sombra y frescura, camino a la quinta de Ceferino Peñalba.; el terreno de lo que sería la Escuela Normal transformado de lodazal en monte de árboles frutales. Los visitantes hallaban confortable alojamiento en el Hotel de la Paz, de Adrián Loustau, con 33 cuartos amueblados estilo Luis XVI; o en el más modesto “de la Bonne Soupe”, regenteado por Marcial Fortané.
Quien deseaba un buen traje podía requerir los servicios de Don José Sisce, que en su sastrería prometía prontitud y esmero en los trabajos; mientras que las amas de casa surtían sus alacenas en el Mercado “Porvenir”, quizás no todo lo limpio que las normas de higiene aconsejaban.
Ese año de 1892 fructificaban, dos décadas después, los esfuerzos que en 1872 comenzara la Sociedad de Instrucción y Recreo “La Cosmopolita” para a dotar a nuestra ciudad de una Biblioteca Popular.  
Y un inmigrante asturiano llamado Manuel González López, casado y con siete hijos en su haber, recibía de la Comisión Directiva la siguiente nota:
                                                                         
                                                                
“Azul, Agosto 27 de 1892
Sr. Manuel G. López:
Me es grato comunicar a Ud. que la C. D. de la Biblioteca Popular que tengo el honor de presidir, ha resuelto en la sesión de ayer nombrarlo Bibliotecario, de conformidad con la solicitud presentada por Ud. (...) debiendo hacerse cargo de su cometido desde el 1° de Setiembre próximo. En tal virtud y aceptado por Ud. el cargo, debe recabar de la Secretaría las instrucciones (...).
Saluda a Ud. atte. Fdo. Francisco T. Dominique. Ramón A. Díaz.”


No ejerció sus funciones mucho tiempo, pero sí el suficiente como para posar para la posteridad con la banda de la Logia Masónica “Estrella del Sud Nº 25-Valle del Azul” en la cual se desempeñó como Orador Adjunto entre 1887 y 1889.





Anticlerical a ultranza, fueron famosas sus colaboraciones en los periódicos locales, las cuales le ocasionaron más de un disgusto.
Vaya ésta como ejemplo, publicada en "El Imparcial" del 27 de mayo de 1902:


Te-Déum Laudamos


Esta palabra en la gerga (sic) de la iglesia católica, significa el dar gracias á Dios por algún beneficio recibido.
Nos dicen que el Sr. Cura Párroco- que entre paréntesis- recibe de la comuna 120 $ m/n mensuales para pagar alquiler de su casa particular y de la que ocupa la iglesia, se negó a efectuar la ceremonia del Tedeúm (sic), en la fiesta patria de éste mayo, sino le pagaban la suma de 200 $ m/n. Tenemos que advertir, de paso, que el Sr. Cura dice ser nacido Argentino.
El Sr. Intendente, consultando los intereses del municipio, se negó también a ese despilfarro.
La fiesta patria, sin necesidad de los canturregeos (sic) de los curitas, ha estado brillantísima; además, una ceremonia en la iglesia dando gracias a Dios (¿por qué?)  al compás de un órgano, en una fiesta o aniversario cualquiera, es, si bien se mira, muy ridículo; ¿hasta cuándo hemos de ser inconcientes (sic) y rutinarios? 
Como decíamos; la fiesta patria de mayo de este año en nuestra ciudad, no ha dejado nada que desear en brillo y patriotismo, la inauguración del alumbrado a gas acetileno en toda la plaza Colón, y en el lujoso palacio municipal, que ha resultado ser un adelanto novedoso, ha contribuido a ello de una manera agradable. 
Por otra parte: las cultas e ilustradas personas que están al frente de nuestra comuna, principalmente el Sr. Presidente del concejo Dr. Astorga y el Sr. Intendente Dr. Pintos, tienen entre manos y en proyecto muchas obras de interés y utilidad pública, y han obrado muy cuerdísimamente en no distraer dinero para mantener zánganos.
Tal vez sea el Azul el único pueblo de la república, que se ha distinguido por este rasgo típico de cultura cívica.
Nuestro sincero aplauso.
                                                                     Tubalcain







La reacción no se hizo esperar, y en el periódico citado, del día 15 de junio de 1902 leemos:

COLABORACIONES DE TUBALCAIN

“ Contestando a la pregunta que muchas personas nos han dirijido (sic) y satisfaciendo un deseo de nuestra propia conciencia volvemos a hacer saber que la redacción de EL IMPARCIAL  no se ha hecho nunca solidaria de las ideas  y juicios emitidos por nuestro colaborador Tubalcain, quien por otro lado es una persona conocida, de seriedad, que cuenta con la hospitalidad que le hemos ofrecido porque on ne tue pas les idées y que siempre ha asumido toda la responsabilidad en sus generalmente bellos e instructivos escritos.
Se nos dice que porqué no permitimos colaboraciones tendientes a discutir y destruir las ideas de Tubalcain, a lo que contestamos que admitiremos escritos siempre que en ellos se observe la misma moderación, respeto, decencia en que encuadra sus escritos nuestro colaborador.
Dejamos satisfechos a los preguntones que con esta respuesta no nos fastidiarán más.”

Pero Tubalcain-López volvió a la carga el 5 de junio de 1904, esta vez firmando con sus iniciales:

                                             
                     COLEGIOS CON DIOS
                        “Sepulcros blanqueados”

“No poca extrañeza ha causado a la mayoría de nuestra culta población, el que durante la temporada de pestes endémicas porque atravesamos, no se les haya ocurrido a nuestras autoridades mandar clausurar las escuelas particulares ni la iglesia parroquial, y sí la escuela normal y las del estado; ¿será acaso porque en las primeras se enseña religión como en la iglesia, y de esta manera se cree que están inmunes y bajo la protección de Dios?
No podemos figurarnos semejante absurdo, porque nos consta que nuestros ediles actuales son lo suficientemente ilustrados; más bien suponemos se hayan procedido así por indiferencia o descuido.
Pocos son hoy los que ignoran que los colegios en que se dá educación religiosa, están ellos, por este solo hecho, en continuo estado de epidemia, moralmente, se entiende; y por la salud de la sociedad, de la familia, y del progreso y bien de la patria, debieran clausurarse de una vez para siempre, como lo han hecho en la culta, en la grande y sin par Francia, iniciadora de todos los grandes ideales.
Nuestras leyes prescriben la enseñanza obligatoria laica. No obstante, los colegios de enseñanza religiosa cunden en la patria de Bernardino Rivadavia, como cunde todo lo malo que no se extirpa; cunden porque nuestros poderes públicos están sugestionados por el elemento clerical, por el elemento conservador del atraso, de la ignorancia y de la mentira, que conduce a los pueblos a la ruina y al descrédito.
El clero católico califica a las escuelas laicas, escuelas sin Dios,  porque en ellas no se enseña religión; no siendo todas las religiones en general, y muy especialmente la católica, otra cosa que invenciones absurdas que tienen por base el error y la mentira, y por fines el negocio.
En las escuelas laicas, se enseña la verdad hasta donde es y puede ser conocida y estudiada, en esos dos grandes libros siempre abiertos a la investigación humana: la experiencia y la naturaleza; ¿acaso esta última magnífica y maravillosa obra no es del mismo Dios?
¿Qué mejor religión puede uno imaginarse que la que enseña a conocer a Dios, ante la magnitud, ante la grandeza de su obra?
La verdadera religión es sin duda alguna la ciencia y el libre albedrío del pensamiento y la conciencia con que el Creador dotó a sus criaturas, y en los colegios religiosos sólo se enseña lo que conviene a los que viven de la iglesia y de sus dogmas; una fe ciega, incondicional, es decir, la abdicación del pensamiento, la esclavitud de la razón; a creer en falsedades, sin permitir el libre examen de ellas, y en un Dios imposible, contradictorio y brutal; pervirtiendo de esa manera los naturales sentimientos humanos de las criaturas puestas en sus manos, atrofiándoles el corazón y el cerebro, por un infame cálculo, por un criminal egoísmo.
Ya que no sea posible por ahora evitar el establecimiento de semejantes colegios, trátese de hacer el vacío con ellos, no olvidando los padres de familia, que aman de veras a sus hijos, que quieren su bien y su felicidad, que en ellos y a su frente, figuran siempre mujeres religiosas, célibes, de aspecto hipócrita de santas y humildes; castas, a juzgar por las blancas tocas que cubren sus pechos y sus frentes; pero que en realidad, detrás de ellos, cuya historia en general es siempre misteriosa, están los curas y los frailes, hombres que procuran encubrir sus pasiones y sus vicios de célibes forzados, con los hábitos talares y el nombre de representantes de Dios, que por sus escándalos diarios, bien pudiérase llamárseles representantes del diablo!
Las que con el nombre de hermanas, dirigen, pues, los colegios religiosos, son esclavas incondicionales del clero, y éste es el que en realidad gobierna y dispone en ellos.
De estos colegios religiosos focos de grandes escándalos mal disimulados, focos de corrupción y atraso, que se van extendiendo en nuestro país como una plaga de la peor especie, se puede repetir aquello del evangelio: Sepulcros blanqueados; pudredumbre por dentro.

       
                                                                                  M.G.L.


TUBALCAIN, EL SEUDÓNIMO ELEGIDO
No era casual, sino de profundo significado masónico.
Según Christian Gadea Saguier (http://losarquitectos.blogspot.com) a través del Génesis todo lo que sabemos de Tubalcain es que fue hijo de Lamech y Zillah, y poseía el cargo de "Instructor de todos los artífices en el bronce y el hierro". 
Se dice también que Tubalcain era célebre por sus conquistas guerreras y excedía a todos los hombres en fuerza y poder. También existe un relato del protometalúrgico, que es posible hallarlo en el célebre fragmento de Sanconiatho, un escritor fenicio que habría vivido antes de la Guerra de Troya. Este sostiene que Tubalcain, bajo el nombre de Chrysor - sin duda una corrupción de chores ur en hebreo - es el obrero que trabaja con fuego, o sea, el herrero.
Tubalcain refiere simbólicamente al trabajo masónico de la búsqueda de la Luz.



Hombre de variados intereses y múltiples capacidades, que heredarían sus hijos, López fue propietario de la Gran Peluquería Española, en la esquina Oeste de calles Mitre y Uriburu, ubicada junto a la finca de otro grande de la historia local: Don Paulino Rodríguez Ocón.
Allí Don Manuel no solamente atendía el pelo y la barba de los azuleños: su comercio era, también, confitería, café y sala de billares.
Y cuando era requerido, el fígaro-bibliotecario se transformaba prestamente en sacamuelas, no dudando en aplicar voraces sanguijuelas o ardientes ventosas a sus sufridos pacientes, incluso a domicilio.
En un Azul donde todo estaba haciéndose, hombres como Manuel G. López (así le gustaba firmar) iban dejando su impronta, con tal hondura que aun hoy los recordamos con respeto y admiración.




Para una completa biografía de Manuel López y sus descendientes (entre ellos el reconocido pintor Alberto López Claro o "Claudio Lantier") puede consultarse el siguiente link, correspondiente al Museo Municipal de Arte López Claro de nuestra ciudad:

http://www.museolopezclaro.com.ar/alberto-lopez-claro-origenes.php

Fuentes: mi artículo publicado en el libro "Bettinelli-López Claro" (Buenos Aires, el museo,2009). Porro, Vicente J.: "La Biblioteca Popular de Azul desde su fundación" (cit.). Documentación de archivo de la Biblioteca Popular de Azul "Bartolomé J. Ronco". Periódico "El Imparcial" en la Hemeroteca de Azul "Juan Miguel Oyhanarte".


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