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miércoles, 7 de octubre de 2015

PRESENCIA DE LA MUJER EN LA MASONERÍA

El art. III “de las Logias” correspondiente al Libro de las Constituciones (1723) establece que:
“Las personas admitidas como miembros de una logia deben ser hombres de bien y leales, nacidos libres, y de edad madura y circunspecta, ni siervos, ni mujeres, ni hombres sin moralidad o de conducta escandalosa, sino de buena reputación”

Sin embargo tan tajante prohibición, que no tiene en cuenta la profunda variación en la situación legal y social de las mujeres en el mundo, se ha visto morigerada de diversas maneras.
Una de ellas ha sido la creación, a fines del siglo XVIII, de la Masonería de Adopción, en la cual las mujeres eran iniciadas según un ritual especial, de cuatro o cinco grados, teñido de invocaciones religiosas, y actuando bajo la dependencia de las Logias masculinas. Sin embargo, la masonería de adopción no es realmente masonería, ya que la mujer no adquiere con ella ninguno de los derechos que concede la Iniciación. (Mazur 2003) 

En nuestro país la autora citada destaca la creación en Buenos Aires del Triángulo de Señoras llamado “8 de marzo del 95” presidido por Cecilia V. de Villar en el seno de la Augusta Logia Hijos de Hiram. Dicho Triángulo se transforma en Logia Regular y perfecta el 2 de octubre de 1896.
Otro antecedente mencionado por la Prof. Mazur es el de la Logia Hijas de la Unión Nº 17, fundada en Rosario en 1931. 
  
Por nuestra parte, consignaremos que la revista “ Caras y Caretas “ del 2 de marzo de 1907 trae una nota en la que da cuenta de la iniciación de seis damas en la sede de la Logia “General San Martín” del Gran Oriente Nacional del Rito Argentino, situada entonces en la calle Perú Nº 783 de la Capital Federal. 
Dice el cronista:
“No es este el único caso en que las señoras son admitidas en la institución. En las logias de nuestro país hay muchas, y en el extranjero existen logias para señoras solamente. Sin salir del templo de la calle Perú, figuraban ya en él, entre los afiliados, la señora Victoria G. de Cajal y la señorita Lydia Argentina Cajal, además de una niña de este mismo apellido, que es “lovatona”. ..Debemos hacer constar además, el interesante dato de que, entre las nuevas masonas, figura una distinguida y aplaudida cantatriz”

En el solemne acto que refiere la noticia, fueron iniciadas Manuela Patiño, Amalia G. de Taghino, Laura R. de H. Mascías, Margarita de Sorgi, Juana F. de Laffont y  María P. de Maffe.



Muchos años después, en 1990, un grupo de mujeres integrantes del Ateneo “Diamante” entra en contacto con la Gran Logia Femenina de Francia. Esta las vincula con su igual de Chile, iniciándose así un largo proceso que tiene culminación el 6 de julio de 2002. Ese día, las tres logias femeninas de Buenos Aires (Tres Rosas, Aurora del Plata y Cibeles) cuyas integrantes fueron instruidas en el país vecino, llevan a cabo la solemne Asamblea de Maestras que culmina con la Instalación de la Gran Logia Femenina de la Argentina.
Puede consultarse su sitio web en la dirección:
http://www.granlogiafemenina.org.ar/
  
Pese a ello, y como manifiesta la investigadora del CONICET Patricia Pasqualli (Diario La Nación 14/9/2005) no hay planes para incorporar a la mujer en el marco de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones, que como ya se dijera, se rige por el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. 

Las actividades de beneficencia

En el año 1880, por iniciativa del entonces Gran Maestre Dr. Manuel H. Langenheim y bajo de la denominación “Hermanas de los Pobres” se funda en Buenos Aires una entidad auxiliar de la masonería con fines de beneficencia, integrada por esposas y hermanas de masones. Fue su primera presidenta la Sra. Josefa Escalada y López Camelo de Lagenheim.
Siguiendo este ejemplo, varias logias del interior de la provincia de Buenos Aires, entre ellas las de Azul y Tandil, propiciaron fundaciones análogas. (Ferrari 1973)

El Dr. Alberto Sarramone, en “Azul” pág. 217 afirma que las “Damas de la Caridad”, otra entidad benéfica formada por mujeres azuleñas, pertenecían a la masonería. Hay registros de su actuación tendiente a crear un Hospital,  en los periódicos azuleños “El Eco del Azul” del 23/3/1876,13/4/1877 y del 1/2/1880 y en” La Razón” del 10/1/1883.Sabemos que en 1877 presidía esta asociación la Sra. Concepción M. de Cesio, apellido que no aparece, en principio, vinculado con la masonería.  

Existe alguna documentación acerca de la actividad de las “Hermanas de los Pobres” en nuestro pueblo.
Así, la Guía Comercial e Industrial publicada por J. Forns y Artigas en 1892 anunciaba en sus páginas que la Sociedad, con local en calle San Martín entre Burgos y Buenos Aires, se integraba con las siguientes damas:

Presidenta: Victorina L. de Pouyssegur.

Vicepresidenta: Magdalena B. de Dhers.

Vice 3°: Cecilia P. de Pourtalé

Secretaría: Trinidad Riobó de Barrera

Pro-Secretaria: Angélica A. de Pernil.

Tesorera: María B. de Piazza

Protesorera: María L. de López

Vocales: Benicia O. de López

Carolina D. de Filippa

Ana D. de Muss.

Clotilde P. de Vizoso

Meleni Daugá

Leontina López

Adela Payrot.

De la pertenencia de muchos de los miembros varones de estas familias a la Masonería no quedarán dudas a poco que se repasen los apellidos que se consignan en este blog. 


Su actividad benéfica ha dejado huellas en la Memoria del Cincuentenario de la Sociedad Filantrópica Italiana, la más antigua entidad de bien público de Azul que aun se mantiene en funcionamiento. De la misma surge, inclusive, que las Hermanas sesionaron inicialmente en la Filantrópica.

En 1886 leemos que “La Sociedad se hará representar por una comisión nombrada al efecto, en la celebración del segundo aniversario de la fundación del Asilo de Hirán (sic) cuyos festejos patrocina la Logia Masónica local

El asiento correspondiente a 1887 consigna que “Se concede el salón social para el bazar organizado por la Sociedad Hermanas de los Pobres y se nombra una comisión para que represente a la Sociedad en la ceremonia de la inauguración de aquél, compuesta de los socios Bo, Fontana y Vannini…" El 31 de enero la Sociedad pide se le conceda el salón social para realizar en él sus reuniones y asambleas: concedido por unanimidad.


En 1892,  en vísperas de la inauguración del nuevo salón de la Filantrópica, la Memoria dice “…se pasará invitación a las siguientes autoridades, sociedades y personalidades:…Logia Masónica;…Hermanas de los Pobres…”. Al año siguiente se deja constancia que las Hermanas “efectuarán en el Salón su acostumbrada reunión”

Tres años más tarde, en 1896, vuelve a concederse el uso de las instalaciones a las Hermanas, y al siguiente, se les conceden las sillas para un beneficio a favor del Asilo de Mendigos.

Es este el último registro público que hemos hallado de la labor de las Hermanas de los Pobres, aunque la Memoria que estamos reseñando trae otro dato de importancia: en 1908 son facilitadas las sillas de la Filantrópica a las Damas de Caridad, lo que daría pie a pensar, hasta que otros documentos demuestren lo contrario, que ambas asociaciones de mujeres eran de diferente naturaleza, y que solamente las Hermanas de los Pobres tenían vinculación clara con la Logia azuleña.

Mazur, Norma, 2003. “La Mujer y la Masonería”. En Presencia Masónica en el
Patrimonio Cultural Argentino, pp. 73-95. C.P.P.H.C.C.B.A., Buenos Aires

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