Registrado en Safe Creative

viernes, 13 de abril de 2018

LA ACACIA, AZUL Y LAS FLORES


LA ACACIA
Es una planta consagrada como símbolo en las ceremonias y espíritu de la Francmasonería..
La Acacia, dice el erudito Alberto G. Mackey, era en la Antigüedad estimada como árbol sagrado. Era la Acacia vera de Tournefort y la Mimosa nilótica de Linneo.
Crecía abundantemente en las cercanías de Jerusalem, en donde se encuentra todavía, y es hoy muy conocida, al menos por su uso moderno para obtener la goma arábiga. 
La Acacia, que en la Sagrada Escritura es siempre llamada Shittah y en plural Shittuin, era tenida por madera sagrada entre los hebreos. De ella ordenó Moisés que se hicieran el Tabernáculo, el Arca de la Alianza, la mesa de los panes  de proposición y el resto de los adornos sagrados.
Con tales antecedentes no es de extrañar que los primeros francmasones, al tomar pie de la historia de Israel, adoptaran la planta sagrada, la Acacia, para símbolo de una importante verdad moral y religiosa.
En el sistema místico de la Francmasonería simboliza la inmortalidad del alma, en segundo lugar la inocencia y por último es símbolo de iniciación.

Ragón dice que los antiguos sustituyeron la Acacia a todas las otras plantas en las costumbres fúnebres, porque creían que era incorruptible y no estaba expuesta a los ataques de ningún género de insectos ni otros animales, simbolizando así la naturaleza incorruptible del alma. 
Así, pues, según el doctor Oliver, cuando el francmasón exclama «mi nombre es acacia», equivale a decir: «He estado en la tumba, he triunfado de ella levantándome de entre los muertos y, estando regenerado, tengo derecho a la vida perdurable»
Por esto la Acacia en su símbolo más común de la inmortalidad e incorruptibilidad, recuerda al hombre, por medio de su naturaleza siempre viva e invariable, la parte espiritual que existe en nosotros mismos, y que por ser emanación del Ser Supremo jamás puede morir. 
En resumen: la Acacia, en su símbolo de inmortalidad, tiende a inculcar la gran lección de la Francmasonería de que «la vida se levanta de la tumba».

La Acacia simboliza también la inocencia, y entonces su simbolismo es de un carácter peculiar y poco común que no depende de la relación entre el símbolo y la cosa simbolizada, sino del doble significado de la palabra. La voz Akakia, en lengua griega, significa igualmente la planta de que se trata y la cualidad moral de la inocencia o la pureza de la vida. 
En este sentido la Acacia se refiere principalmente a los actos de aquel sobre cuya tumba se coloca, y entonces sirve de modelo y ejemplo a los hombres, enseñándoles a imitar la inocencia y pureza del difunto.

El tercer carácter místico de la Acacia consiste en representar la iniciación. Según Mackey, ésta es Ja más importante de sus interpretaciones, debiendo creerse que fue la original, y las demás meramente incidentales. Ella conduce de una vez a la noción del hecho significativo, de que en todas las iniciaciones antiguas y en los misterios religiosos, había alguna planta peculiar a cada una que estaba consagrada  por su mismo significado esotérico y que ocupaba un puesto importante en la celebración de los ritos, de modo que la planta, cualquiera que fuese, por su uso constante y predilecto en las ceremonias, llegaba a ser adoptada como símbolo único do la misma iniciación.
La primera vez que los iniciados hallan la Acacia en las ceremonias de la Orden, es en los misterios del tercer grado, en el cual un ramo de acacia indica el lugar en que los tres malos compañeros habían ocultado el cuerpo del Maestro asesinado por ellos en las puertas del Templo de Salomón.
En lenguaje francmasónico se expresa la idea de que se conocen ciertos misterios o se tiene cierta jurisdicción en cada rito, con la frase de la acacia es conocida o de que se conoce la acacia. Siempre que se dice la acacia me es conocida, quiere expresarse que se tiene el último grado del simbolismo.

Acacia es la palabra de pase del quinto grado de los ritos Escocés y de Memfis.

(Frau-Abrines: “Diccionario Enciclopédico de la Masonería”)


AZUL


En 1888, pleno apogeo de la masonería azuleña, se encuentra documentada la presencia de estos árboles en nuestra plaza principal, entonces denominada Colón. Una nota fechada el 2 de julio de dicho año, presentada a la Municipalidad por el cuidador de la plaza Benito Garbarini ( integrante de la Logia Estrella del Sud) solicita su retiro, junto con los eucaliptus, debido a que sus raíces estropean las demás plantas. (Archivo Municipal Año 1888 Nº 160, Tomo 21 según índice confeccionado por la investigadora Norma Iglesias).
No he podido determinar cuál de las 1400 especies conocidas de acacias era la que adornaba nuestra plaza mayor. 



LAS FLORES

La segunda Logia de Las Flores, fundada en 1887 por Antonio Méndez Caldeira y algunos masones provenientes de su antecesora “Estrella Polar”,  tomó como nombre distintivo el de “Acacia” (Conf. Lappas, A.: “La masonería en la ocupación del desierto”)

1 comentario:

  1. La Acacia, símbolo indisoluble entre el Maestro Mason y su experiencia trascendental de conocimiento.

    ResponderBorrar